Llegue al límite y
sentí que tenía que sobreescribir mi
historia, esa noche salí a un bar y conocí un tipo, comencé un nuevo flirteo,
yo super entusiasmada, con mi nueva historia, y todas mis amigas dándome consejos
para que me resulte con el galán, que no muestre la hilacha, que no lo lleve a
mi casa, que ni pensar follar en la primera cita y así, por lo que en nuestra
primera salida fue a tomar algo y nos comimos a besos, no lo traje a mi casa (aunque ganas no me faltaban) pero el
con la misma idea que yo, me llevo a la del, aun así no concretamos nada, solo
una segunda cita.
Después de eso, me
dio rabia conmigo misma, porque yo no soy así, a mí me da lo mismo lo que
piense el otro y respeto el pensamiento cartucho y conservador de algunas
amigas, por lo que pido el mismo respeto
para el mío.
Entiendo que haya quienes buscan una conexión cósmica toda su vida, y necesiten
encontrar a su media naranja, sacrificando un buen tiempo por su afán de seguir
en su búsqueda interminable de la perfección y recién ahí entregar su flor.
Bueno hay otras como yo que
nos conformamos con dejarnos llevar, con vivir el momento, con dejar que
nuestro cuerpo, nuestras manos y nuestro sentido del gusto decidan si mereció
la pena.
El amor existe, al
menos yo lo creo, pero no es para mí ese concepto absoluto que tienen muchos
pero en el camino hacia él o ya en él o después de él hay vida más allá de ese
órgano que bombea sangre.
Aunque no todos lo
comprendan, abandonarse a una mirada, a unos labios mojados de ron, a unas
manos desconocidas, puede parecer frío pero es exquisito, seríamos capaz de prometernos el
Universo aunque 15 minutos después ni siquiera vayamos a llegar juntos a la
parada del metro.
En ocasiones, de esos
ratos que empezaron como un mero desahogo, ha surgido una magia que quizá se
pareciera mucho al amor, una especie de alma gemela con la que te conectan vivencias, sensaciones y sentimientos. Pero otras veces, el sexo se queda en
eso, en el recuerdo de una intensa noche, en el olor a sexo en la habitación. Y
no pasa nada. No hay de qué arrepentirse, si en la vida no siempre hay un final
feliz. Pero siempre hay una trama interesante, una vivencia más, que no quede la frustración de lo que te quedaste con ganas de probar. Nada peor que anhelar lo
que nunca has vivido.
Bueno yo soy promiscua (qué
palabra más fea, suena como a delito, como a pecado de los que te lleva directa
al infierno...) pero lo soy sobria y borracha. Lo soy cuando bebo y cuando no.
En fin, que no sé
dónde ha quedado el concepto del sexo que yo uso, que es follar porque te apetece,
porque tú quieres, sin que nadie te "compre" con tragos, sin sentirte
obligada sino porque el cuerpo te lo pide, porque tienes tantas o más ganas que
él de probar, de sentir, lamer, gritar de gusto. Con un tipo que esté deseando
darte placer, tanto como tú a él, que no use más armas para convencerte que su
deseo y te haga vibrar. Y sobre todo, que a la mañana siguiente no mida tu
promiscuidad sino que te eche un buen polvo mañanero.
Despues de los consejos al final seguí haciendo todo a mi estilo y ahora no se en que estoy on este galán el tiempo lo dirá, el problema es que soy impaciente y odio la espera, para que, considero que es sólo un retardo innecesario del placer, pero ya no depende de mi.
Despues de los consejos al final seguí haciendo todo a mi estilo y ahora no se en que estoy on este galán el tiempo lo dirá, el problema es que soy impaciente y odio la espera, para que, considero que es sólo un retardo innecesario del placer, pero ya no depende de mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario