sábado, 8 de noviembre de 2008

Maldito hombre irresistible


Conocí a un maldito hombre irresistible, el clásico chico guapo, buena espalda, linda sonrisa, buenos brazos, conversa agradable, bueno, esa mezcla que a mí me pareció irresistible y que decidieron que tenía que hacer algo, ya que yo sentía que tenía algo avanzado y como no soy muy buena para engrupir, mejor le envié un mensaje… Luego de eso desapareció y ahí se transformo en maldito, porque es insoportable pero exquisito, maldito por qué no se interesa por mí.
Lo odio!!! No porque este enamorada de el, sino porque odio que me imponga que no lo puedo tener. Lo odio porque me amenaza con que me va a dejar sin su cuerpo y eso surte un efecto ansioso en mí. Lo odio porque no lo puedo manejar. Lo odio porque si él no tuviera novia, yo jamás podría ser la suya (algo que jamás me habría gustado) y eso me hace recordar que un día el corazón y la entrepierna se me separaron y esa libertad me hace no buscar juntos el sexo y el amor.
Cuando hice algunos intentos por comunicarme con él y nada. Al principio me dio una ansiedad terrorífica, mal que mal no es tan fácil encontrar tipos con los que una se ríe y son guapos, por lo tanto mi lógica en eso es simple: “Lo quiero ¡ya!”. Pero él, estaba claro, no era del tipo instantáneo (si fuera sopa, no sería de las de tres minutos).
Después de dar semanas vueltas como gata enjaulada pensando qué mierda pasaba por la cabeza de ese estúpido al que yo no le ofrecía nada más que sexo-amable-guarro, lo solté. Mandé por fin al carajo todas esas ideas que le vienen a una en una situación como ésa: que si lo asusté con tanta cochinada, que si no le gusto, que si me encuentra muy ansiosa, bla, bla, bla…Y finalmente pensé que si una anda por la vida de mina-macho (especie a la que creo pertenecer), pues eso incluye bancarse cosas como éstas. Que él no es imbécil, sino que simplemente no quiere. Y que si no quiere, pues no quiere. Y punto. Habrá entonces que continuar la caza.