domingo, 10 de julio de 2011

Canciones

Me encanta escuchar música, tengo unos cds preferidos en mi auto que los escucho camino al trabajo.
Pero cuando alguna vez oigo esas canciones, me acuerdo de él. Cantándomelas al oído, cuando nada en la vida me importaba menos que eso, cuando todo lo que me hacía feliz estaba allí, a mi lado, pegado a mí...
Y se me pone aún la piel de gallina. Se me encoge el corazón al recordar la magnitud de aquel sentimiento que parecía imbatible, después de todo lo sucedido.
Luego, fueron meses horribles, los días pasando sin que pasara nada, la tristeza en el bolso y una piedra en el estómago, los ojos tristes. Moviéndome arrastrada por la marea de gente en el metro, ahogada en cada paso que daba sin dirección. Una ciudad enorme y sin embargo, cada rincón llevaba su nombre. Ningún bar cerraba lo demasiado tarde, ninguna barra me dejaba olvidarte, ningún ron (y fueron muchos) me hacía perder la memoria.
Un día tras otro, ahogada, sin aire, en las calles donde un día anduve contigo, ratos vacíos que antes pasaba contigo. Y mi gente sin saber nada. Yo buscando una salida para no enloquecer, preguntándome cada segundo qué había fallado, viendo las fotos que nunca me atreví a borrar.
Meses en los que no pisé determinados lugares ni escuché ninguna de esas canciones, meses en los que sonreía sin sonreír porque la pena me aturdía.
Y ninguno era como tú, me follaba tipos y sentía que nadie merecía tocar lo que aún seguía sintiéndose tuyo, nadie tenía tus ojos ni tu voz.
Un trozo de papel a merced del viento, una marioneta a la que dirigen, una figura de cera, una convidada de piedra, un mar de dudas y un montón de decisiones por tomar que no tomaba porque me faltaban las fuerzas. Buscando una salida pero sin poder moverme de la silla. Ésa era yo.
Lo peor era saber que había tomado la decisión correcta pero que eso no me hacía más feliz porque no sabía cómo seguir sin ti.

Con la perspectiva del tiempo sé que todo pasa y todo se cura. Pero al oír esas canciones se me sigue poniendo la piel de gallina.

Pero vuelves a sonreír, pero esta vez con cierta nostalgia. Tal vez las cosas hubiesen sido diferentes... Y aunque no estás triste, por un momento recuerdas sensaciones y emociones de un pasado que empiezas a sentir lejano, muy lejano, más lejano de lo que nunca llegaste a creer que lo sentirías.
Apoyas la cabeza en las manos, los codos en la mesa. Hacía tiempo que no pensabas en aquello, en lo injusto que fue todo, en lo bien que nos llevábamos. Pero no lamentas haber escuchado esas canciones, por que se cumple lo que dice Camila Moreno: "No creo que la culpa se valla lejos si no hago espacio pa' que el presente se haga ancho y no tenga nada con que chocar", porque a veces viene bien recordar el pasado, saber porqué estás dónde estás y dónde quieres estar. Y te sientes a gusto contigo misma, con tus decisiones ya decidida a dejar todo atrás y darte una nueva oportunidad comenzando todo tan distinto...