lunes, 20 de abril de 2009

El trofeo

Me quede pensando en quien se come la presa, al verlo en mi caso especifico agradezco el hecho de que las mujeres podemos fingir todo y es lo que me esta ocurriendo… apretó play

Cuando nos conocimos me gusto enseguida y empezamos a coquetearnos, pero descubrí que estábamos hechos del mismo material. Él era un perro y yo andaba por los mismos pasos. Un día habíamos tomado mucho y nos empezamos a besar apasionadamente, desde ese día que tiramos con una pasión animal, donde nos medimos, provocamos, mirando quién bajaba la cabeza primero. Parecemos dos gallos de pelea hiriéndonos, a espuelazo limpio y esto se fue potenciando cuando me entere que el concha de su madre quiere follarse a otra señorita y me lo reconoce.

Honestamente, es que me he vuelto una psicópata, si es que por ello se entiende aquella persona que no siente, que miente, que finge ser normal y con sentimientos amables hacia el otro. Todas capacidades que tengo absolutamente bloqueadas para con el hombre en cuestión, pero lo más extraño de todo es que lo que no se me ha bloqueado es la calentura, más bien me aumentó, pero en una tecla asociada a la rabia, a la venganza… Me subo a cabalgarlo y quiero romperlo, algo mucho menor de lo que querría.

Lo culeo como perro para luego botarlo como harapo, donde mi siento marcandolo, pero lo que más me da placer es mentirle. Ahí está mi mayor satisfacción, hacerle creer que todo sigue igual, que me gusta como siempre, que le creo, que confío en él, que estoy rendida, caliente, indefensa y entregada.

Sé que hasta ahora no ha notado mi violencia ni mi asco ni mi rabia, y es porque es un imbécil y un sobrado.

Pero no voy a ceder… No por ahora. Primero porque me lo quiero seguir culiando –la verdad necesito seguir comiéndomelo- y segundo, porque quiero salir ganando. No sé muy bien qué es salir ganando, la verdad…Pero al menos quiero seguir sintiendo que yo tengo el poder.

Lo raro es que no siento que estoy en competencia con nadie y es que me he dado cuenta que no quiero quedarme con la presa, no estoy en carrera para ganarme a ese hombre. Yo lo único que quiero ahora es destrozar a la presa. Ése es mi trofeo. Que se la quede ella o el proxeneta de la esquina me da igual.

domingo, 12 de abril de 2009

Llegan los fines de semana y me da por la bota, por el dancing ordinario, por dejar salir de paseo a la cabaretera que vive en mí. Esa que se nutre de alcohol, y la idea fija que es lejos la mina más rica y calentona del mundo. Ahí como que me viene esto de bailar en calzones, con sostén puto y bota más puta aún… Donde no basta con conocer a alguien en un bar, besarse y cada uno seguir con lo suyo. Mi obsesión es más compleja que eso. Necesito sentir el ritual del cortejo, que me llamen, que me busquen, que me coqueteen. Necesito coquetear yo también, mirar, buscar. Ese juego excitante de dudas que tiene su final perfecto en un beso. Ahí ya sabemos lo que pasa. Nos gustamos… donde El sexo pasa a ser una promesa que a veces se cumple y a veces no.
Aunque el sexo sea bueno o malo, lo natural en mí, es que me vaya a mi casa, sin dejar el número de teléfono, sin hacer grandes ni pesadas declaraciones. Como siempre lo hago: huyendo
Creo mi padre me marcó y su medida sigue siendo la que aplico a cada uno de los hombres que conozco. Lo terrible es que hasta el momento, mi padre les ha ganado a todos. Y les ha ganado por lejos
Es cierto que por caliente a veces ando barata, pero recobro la memoria y me acuerdo que quien se come la presa soy yo, por lo que una chica como yo no va aguantar que un imbécil pueda andar conmigo y con otra mujer a la vez… No me lo merezco
Por lo que al igual que las minas de las cavernas que dejaban al tipo que no era capaz de cazar un mamut, porque no les daba seguridad yo cuando no me proyecto con un hombre empiezo rápidamente a buscar alternativas, lo que me lleva a seguir recolectando frutos, mientras llega el hombre que caze el mamut mas grande para mi…