Mi
nueva historia no funciono, para ser más
explícita, teníamos gustos diferentes en la cama y a mí me gusta el sexo
guarro, pasaron unos días y reapareció mi antigua historia, yo estaba decidida a
cortar con él, pero al ver que mi nueva historia se extinguió y luego de 3 llamadas en la tarde, diciéndome que
me quiere ver, cedí y le dije que viniera a mi casa.
Cuando
le dije que viniera, se demoró 10 minutos, mientras sentía una bruma que me envolvía y sentía la misma sensación que hace 3 años.
Estoy esperándolo en mi casa pero en realidad
estoy a la vez en aquella esquina donde nos juntamos la primera vez. Han pasado
sólo semanas sin vernos pero me vuelvo a
sentir como entonces. Abro la puerta, nos miramos y reímos, pero sigue siendo puro morbo, pura fibra. Y vuelvo
a sentirlo, vuelvo a quemarme por dentro, siento un ardor que arrasa mis
entrañas, mi colales y la poca sensatez
que me queda.
Comenzamos besando con esas ganas que sólo se
consigue reencontrándose, me lanzo a su
cuello (recuerdo que eso le encantaba tanto como a mí). Lo mordisqueo y lo beso.
Me
mira, sonríe, pero en los ojos tiene ya ese brillo que recuerdo tan bien, ese
brillo que siempre precedía a una tempestad.
Hay cosas
que no cambian, permanecen, lo demás fue revivir lo de siempre con las ganas de
ahora.
Me
faltan palabras para describir esa especie de fuego que nos quema cuando
estamos desnudos, el ardor de los besos que abrasan, las embestidas de la
pasión.
Pero si
al principio me acechaba el miedo que no nos volveríamos a ver, ahora estoy segura
que a él no le importa nada, con tal que sigamos follando y eso me acomoda
mucho.
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