jueves, 6 de octubre de 2011

Non Stop


Una siempre tiene un tipo que no conviene nada. El chico malo que te deja boquiabierta en cada caricia y que exuda morbo. Y sabes que no debes porque engancha, porque es como una droga que te deja tan saciada que a la vez te convierte en insaciable y los siguientes 3 días no vas a poder quitarte de la mente sus besos, sus miradas, sus gemidos. Pero no te puedes resistir.
Ese que hace 1 año le di la bienvenida a Chile a todo sexo, ese que me llama, me embauca con su postura de niño bueno y nos juntamos, por que no puedo evitarlo... No hablo de mariposas en el estómago, no hablo de cursilerías ni de sentimientos, hablo de sensaciones, de placer, de deseo, de vicio, de gusto. De eso hablo. Y de nada más.
Ha ratos lo odio porque después de unos días me vuelven los pedazos que me quedan de nuestro encuentro y los repaso una y otra vez en mi cabeza. Lo odio porque después de semanas sin acordarme de él, ahí aparece nuevamente, para hablar de eso, del rico polvo que tuvimos y planear el siguiente.
Y se me viene a la cabeza una frase que el tarado me ha dicho una y otra vez: “Esta es la última vez que nos vemos”, me lo dice mientras me da fuerte y duro, después mas tranquilos sigue con su idea de terminar con esto, borrarnos del msn y cortar con todo, lo miro incrédula, por que creo que no era necesario que me lo explicara con sexo, ademas basta que uno lo quiera y esto se acaba, osea, estamos a un click de terminar todo... Y al día siguiente ahí esta, conectado al msn, y me doy cuenta que estamos en el mismo punto donde lo habíamos dejado.
Por eso creo que es mejor no explicarnos nada. Todo fluye, así, sin esfuerzo, simplemente fluye, al final de todo 1+1 siempre suman dos. Pero siempre lo hacen de una manera distinta.

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